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CASO GENERAL

 

Antiguamente las masas productoras de leña y carbón eran las que ocupaban mayor extensión territorial dentro del monte bajo en España. Las especies principales eran, por orden de importancia: encina, rebollo y quejigo. Salvo excepciones de montes medios (norte del Sistema Central con rebollo) y montes bajos irregulares (Cataluña con encinas), el tratamiento ha sido de monte bajo regular, con turnos entre 20 y 30 años y sin aplicación de tratamientos parciales.

 

En los últimos años las leñas habían perdido valor económico, pero en el presente año parece que la situación está cambiando y ahora existe una fuerte demanda de leñas destinada a uso térmico, principalmente para calefacción de viviendas en el ámbito rural. Este cambio parece ser que viene dado por la actual coyuntura económica que atraviesa la Nación, en la actualidad se buscan energías alternativas más baratas en el ámbito doméstico y las leñas pueden ser un buen complemento térmico al abastecimiento de gasoil o gas. No sólo existe el uso de leñas, estos montes tienen capacidad de generar otros recursos y actividades como la caza, la apicultura y el pastoreo del ganado.

 

CASO PARTICULAR

 

En Castilla y León existen masas de monte bajo de quercíneas a lo largo de los páramos calizos de Montes Torozos. Son masas envejecidas que históricamente han tenido un uso de leñas combinado con un aprovechamiento silvopastoral. Son en estas masas en las cuales vamos a centrar nuestro área de manejo adaptativo.

 

En un documento de la Junta de Castilla y León sobre conservación y mejora de los bosques del año 2002, se habla de los montes bajos y se dice lo siguiente:

 

Es un tipo de masa característico de los páramos, siendo muy común la mezcla de rebollo y encina en los suelos más pobres, y con quejigo en suelos algo mejores. Como su aprovechamiento principal han sido las leñas para uso doméstico, la brotación casi inmediata de encina y rebollo tras estas cortas provoca montes bajos, con espesuras muy cerradas. La función de estas masas no es tanto de producción, como de protección, en cuanto a conservación de suelos y a proporcionar refugio a especies de caza, siendo necesarios resalveos intensivos, con el fin de lograr una espesura adecuada.

En el caso de encontrarnos con montes bajos muy degradados sobre suelos pobres y con elevada presión ganadera, una roza entre dos tierras sobre las peores matas con acotamiento parece la solución más prudente a corto plazo. La evolución posterior de esta medida podrá permitirnos o no intentar un resalveo.

 

En la actualidad una de las actividades recreativas más importantes en estos montes de Torozos es la caza, favorecida por la estructura de la masa que presenta una gran espesura entre matas. A eso hay que añadirle su alta rentabilidad. Otras actividades como la apicultura tienen presencia en estos montes aunque económicamente hablando no redunden en grandes beneficios para los propietarios.

 

Para el caso de el Monte El Viejo, encontramos esta referencia: En el año 1970 debido a al abandono de las tierras agrarias, la disminución de la demanda de leñas hacen que desaparezcan las cortas a matarrasa, y comienza una gestión enfocada al uso recreativo del monte. Como consecuencia de esto la selvicultura planteada es el resalveo de conversión, con el objetivo de buscar estructuras a nivel rodal, más complejas. (Reque, 2011)

Por tanto no podemos abordar el manejo adaptativo de los montes bajos de quercíneas centrándonos exclusivamente en este paradigmático monte, en el que se ha propuesto modernamente una gestión específica ya que fue declarado en el 2005 “Zona Natural de Esparcimiento” y está incluida en la Red de Espacios Naturales de Castilla y León.

 

 

 

 

LA HISTORIA DEL MONTE BAJO DE QUERCÍNEAS

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